Bei dem Roman ›Die Armen‹ handelt es sich um die unmittelbare Fortsetzung des ›Untertan‹. Im ›Untertan‹ beschreibt Heinrich Mann de Werdegang von Diederich Heßling als typischem Vertreter der Bürgerwelt im Kaiserreich. Zum Teil mit demselben Personal schildert Heinrich Mann jetzt die Heßling-Welt aus der Sicht des Proletariats, das den durch Lug, Trug, Raffgier und vor allem durch Ausbeutung der Arbeiter in der Papierfabrik erwirtschafteten Wohlstand des mittlerweile Geheimen Kommerzienrats Heßling erst möglich macht. Rudolf Leonhard schrieb 1917 beim Erscheinen der Erstausgabe im Berliner Börsen-Courier: "Dieser Roman ist die stärkste Konzentration der Gegenwart; für spätere Historiker das sicherste Dokument einer Epoche, die für Deutschland die wilhelminische heißen wird. Hier hat sie, die noch besteht, einen Spiegel. Und der Spiegel zeigt nicht nur, sondern urteilt. (...) Wir jungen Leser aber hören die Zukunft aus diesem Buche, alles, was wir wollen. Einzelnes sogar wie der Zusammenschluß der geistigen und der proletarischen Jugend – bei Heinrich Mann steht es immer schon." Hermann Hesse meinte: "Eine Räubergeschichte, mit der alten konstruktiven Kraft Manns aufgebaut, an vielen Stellen von seinem atemlosen Temperament beflügelt, da und dort gespenstisch beleuchtet von seiner alten wilden Freude an der Karikatur."
Ficha técnica
Editorial: Fischer Taschenbuch Verlag Gmbh
ISBN: 9783596124329
Idioma: Alemán
Número de páginas: 308
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 24/03/1998
Año de edición: 1997
Plaza de edición: Frankfurt
Especificaciones del producto
Escrito por Heinrich Mann
Heinrich Mann, a diferencia de su hermano Thomas, sólo ha sido recibido en español como novelista. Sin embargo, en los más duros tiempos de la historia de Europa, cultivó el ensayo desde una apuesta insobornable por la cultura democrática. Continuador de la tradición radical de la literatura, desde Voltaire hasta Zola, siempre se situó en el mismo frente: en la defensa del espíritu europeo, consciente desde antiguo de su profunda dialéctica unitaria. Dotado de una mirada que recorre todo el arco de la desgracia europea, Heinrich Mann es el único que no se dejó engañar por los cantos de sirena del gran seductor de la inteligencia del siglo XX. Nietzsche no es para él la solución, sino el síntoma de una profunda enfermedad. Estas páginas, humildes y valientes, nos traen el eco de una vida saludable que desprecia el gesto de la indignación aristocrática ante la cultura de masas. Nos hablan de una fe que desde Montaigne ni siquiera se atreve a llamarse certeza. La sencillez de la cultura democrática se torna aquí exigencia de lo mejor que pueda al mismo tiempo ser lo más compartido. La literatura se hace en estas páginas verdadera vocación de ser noble y popular.