Drácula, de John L. Balderston, basada en la obra maestra de Bram Stoker, irrumpió en Broadway en 1927 como un torbellino de terror y seducción, convirtiendose en la mejor obra de este genero de la historia. Esta adaptación, que estremeció al público con su atmósfera escalofriante, desató gritos de pavor en las butacas y cautivó con su sensualidad provocadora. A diferencia de la novela original y de la versión británica, aquí es Lucy, y no Mina, quien asume el papel central, guiando la peripecia con una intensidad que hipnotiza. Balderston transforma la historia en un juego de sombras y deseos, donde el conde Drácula, encarnación del magnetismo oscuro, envuelve a todos en su red de fascinación. Nadie sale ileso de su hechizo. Sumerjase en este clásico inmortal, donde el terror y la pasión se entrelazan en una danza macabra. Ningún corazón puede resistir el mordisco de Drácula, ni escapar de su seductora maldición.