El juez que examina la causa de un acusado juzga al hombre en general, y a un hombre en particular. Es un error suponer que todo es individual en el caso presente, y que, porque hay allí solamente una persona, no se trata más que de un individuo. El proceder de aquel individuo no puede ser apreciado sino en virtud de las leyes de la humanidad; por ellas se sabe que hay mal y bien, que conoció el mal que hizo y que pudo elegir el bien. Resulta que el fundamento del juicio está en el conocimiento de las leyes morales del hombre; que se trata de aplicarlas a un hombre; y aunque en la aplicación deben tenerse presentes las circunstancias particulares del individuo, no se ha de prescindir, ni es posible, de que pertenece a la humanidad y de que está sujeto a s ...
Ficha técnica
Editorial: Unión Editorial
ISBN: 9788472099357
Idioma: Castellano
Número de páginas: 120
Tiempo de lectura:
2h 46m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 29/10/2024
Año de edición: 2024
Plaza de edición: Es
Colección:
La Antorcha
La Antorcha
Alto: 23.0 cm
Ancho: 14.5 cm
Peso: 200.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Concepción Arenal
Concepción Arenal Ponte (1820-1893), escritora y pensadora que exploró múltiples ámbitos de escritura a lo largo de su vida, hereda de su padre las firmes convicciones liberales. Hoy es considerada uno de los ejemplos más claros de la lucha contra la injusticia y una de las primeras defensoras del feminismo, desde el liberalismo, en España. Hacia 1840, Arenal, que quería estudiar en la Universidad Central de Madrid en una época en que solo los hombres podían hacerlo, toma la decisión de vestirse con ropas masculinas para asistir a clase, aunque no pueda cursar oficialmente asignaturas ni examinarse. La trayectoria literaria de Arenal fue intensa: poeta, experta en Derecho, jurista, pensadora, destaca por su trayectoria social y humanitaria. En 1859 funda la rama femenina de las Conferencias de San Vicente de Paúl (Potes). Escribe a partir de su experiencia allí el ensayo La beneficiencia, la filantropía y la caridad, que ganaría (aunque bajo el nombre de Fernando, el hijo de Arenal) el Premio de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas en 1860. A lo largo de su vida, continuaría publicando obras hoy ampliamente reconocidas sobre los derechos humanos y el trato de reclusos (El visitador preso), o pilares del feminismo liberal como La mujer del porvenir y La educación de la mujer.