El modo más fácil de condenar a un poeta es con toda seguridad llamarlo poeta de poetas. Y esto ha sucedido tan a menudo con Odiseas Elitis que es hora ya de que se intente mostrar cuán accesible es su obra, cuán cerca de nosotros se encuentra y nos suena cabalmente a todos. El vocabulario de que dispone testimonia una selección tan severa, y el campo de sus metáforas es tan espacioso, que para su traductor esta tarea llega a convertirse realmente en una gran misión. La meditación lírica de Elitis impregnada de romanticismo desarrolla ante nosotros sin cesar una metafísica del total sensualismo espiritual. Las rocas, las islas, la mar azul griega, los vientos, todas estas cosas, mientras por una parte continúan siendo reales, en el mismo instante, por el otro, se convierten en signos, en el sentido que lo diríamos para los símbolos de la alquimia. Con estas cosas es con lo que ejerce el poeta su magia y hay que confesar que se trata de una totalmente peculiar magia griega. Especial Grecia y Juegos Olímpicos Especial Literatura Checa