En un Londres envuelto en niebla, Dorian Gray, un joven de belleza sobrenatural, vende su alma para preservar su juventud eterna, mientras un retrato oculto carga con el peso de sus pecados. La adaptación de Fernando Savater de El retrato de Dorian Gray lleva al escenario esta obra maestra, considerada una de las mejores novelas de la historia, donde el deseo, la corrupción y el arte se entrelazan en una danza macabra. Oscar Wilde, genio inmortal, desafió su epoca con una prosa que cortaba como un bisturí y seducía como un susurro. Condenado a dos años de trabajos forzados por su grave indecencia, sus jueces quisieron silenciarlo, pero solo lograron que su voz volara más alto. Aquellos que lo juzgaron han desaparecido; Wilde, en cambio, vive eternamente en su literatura; un triunfo del espíritu sobre la hipocresía. Esta obra, impregnada de sensualidad y terror moral, desnuda las máscaras de la sociedad y revela el precio de la belleza sin freno. Savater captura la esencia de Wilde, transformando el escenario en un espejo donde cada espectador enfrenta su propia alma.