Flor nueva de romances viejos es fruto de toda una vida de trabajo de don Ramón Menéndez Pidal (1869-1968). Entre las muchas deudas que la ciencia y la cultura españolas tienen contraídas con don Menéndez Pidal, destaca la de la recuperación de las reliquias épicas y del Romancero.
En una tarea que ocupó toda su vida, don Ramón fue conjugando las investigaciones en archivos, de los que sacó a la luz joyas desconocidas, con el trabajo de campo por todas las regiones españolas, recogiendo de labios de las gentes la tradición ininterrumpida de la lírica popular. Fruto de ambos trabajos es este libro clásico, FLOR NUEVA DE ROMANCES VIEJOS, que recoge una selección de canciones épico-líricas de fondo heroico y caballeresco: historias de don Rodrigo, el Cid, o los Siete infantes de Lara; romances moriscos o de frontera , todos ellos situados en su contexto y anotados críticamente para su cabal comprensión.
Ramón Menéndez Pidal (La Coruña, 1869-Madrid, 1968). Fue discípulo de Menéndez Pelayo en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en 1893. Introdujo en España el método científico en los estudios históricos, lingüísticos y literarios. La preocupación por los orígenes del español, como hombre de su tiempo, ocupó gran parte de su labor, pero su reconocimiento empezó con los estudios del Cantar de Mio Cid (1895) y La leyenda de los infantes de Lara (1896). Completó su formación en la Universidad de Toulouse en 1898 y al año siguiente consiguió la cátedra de Filología Comparada del Latín y del Castellano en la Universidad de Madrid. Dos años más tarde fue elegido miembro de la Real Academia Española. Creó en 1910 el Centro de Estudios Históricos, en el que dirigió numerosos proyectos de investigación, y en 1914 la Revista de Filología Española. Su influencia se alarga hasta nuestros días no solo por sus numerosas y amplísimas publicaciones, sino también a través del Seminario Menéndez Pidal y la Fundación que lleva su nombre, que continúan sus inquietudes y su actividad filológica.