En 1808 Napoleón concedía a España su primera Constitución, en la villa francesa de Bayona, destinada a regir una nueva Monarquía satélite del Imperio a cuyo frente se colocaba José Bonaparte. Aunque construida sobre el modelo imperial francés, la participación que el Emperador concedió a los afrancesados, en especial a través de la Junta de Bayona, permitió que el texto contase con algunos elementos nacionales característicos que lo separan de otras cartas otorgadas por Napoleón en Italia, Westfalia, Nápoles, Holanda o Varsovia. La escasa vigencia de la Constitución, debido a la situación bélica por la que atravesaba el país, inmerso en la guerra de la Independencia, no impidió que representase el primer intento de modernizar el Antiguo Régimen español. A la par del reconocimiento expreso de derechos y libertades individuales, la Constitución diseñaba un nuevo entramado institucional, en el que el Monarca se erigía en centro del Estado configurando un modelo autoritario pero también se restablecían las Cortes estamentales y se creaban órganos novedosos, alguno de los cuales, como el Consejo de Estado, influiría en Constituciones sucesivas, en tanto que otros, como el Senado, contaría con unas características muy particulares que no volverían a repetirse en nuestro país. La Constitución de Bayona representa, por tanto, el revés de la Constitución de Cádiz. Fue la Constitución de los perdedores, la de una posibilidad perdida de transitar de forma moderada hacia la España liberal.
Ficha técnica
Editorial: Iustel. Portal Derecho, S.A.
ISBN: 9788496717749
Idioma: Castellano
Número de páginas: 432
Tiempo de lectura:
10h 19m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 26/11/2007
Año de edición: 2007
Plaza de edición: Madrid
Especificaciones del producto
Escrito por Ignacio Fernández Sarasola
Ignacio Fernández Sarasola es Profesor Titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo.