En el verano de 1980, pocos días antes de la ceremonia de apertura de los célebres Juegos Olímpicos boicoteados por multitud de países tras la invasión soviética de Afganistán, Liza Klein y su madre abandonan Moscú para pasar tres días en el campo, pero ni siquiera estas breves vacaciones permiten a la joven descansar de la severa educación que le impone su protectora madre de orígenes aristocráticos. A través de la relación entre ambos personajes, la autora revisita lugares olvidados para reconstruir el pasado: ¿qué supone haber nacido y crecido en la Unión Soviética?, ¿en qué consistía aquella «educación» y hasta qué punto era, pese a todo, soviética la que inculcaron a sus vástagos las elites nacidas del deshielo?