La peculiar concepción de la lógica de Charles S. Peirce —entendida en sentido amplio como semiótica— y su convicción de que todo lo existente puede considerarse un signo, confluyen en este texto como uno de los pocos índices explícitos de su pensamiento. En él se condensan las claves del sistema peirceano, fundamentales para comprender su influencia en la cultura, la ciencia y la filosofía contemporáneas.