LA MUERTE DEL PIYAYO

Blackie Books - 9788418187810

Cómics de humor

Sinopsis de LA MUERTE DEL PIYAYO

Vuelve uno de los recopilatorios de ideas más personal y desbordante de Miguel Noguera, esta vez en edición de lujo: "La muerte del Piyayo". Un autor cuyos seguidores no paran de crecer. Uno de los grandes genios de nuestro tiempo: «Tengo la completa seguridad de que ha aparecido un genio entre nosotros, alguien que se ha inventado algo nuevo.» Borja Cobeaga «Hay que rendirse a él o matarlo para que no se rinda otro.» Manuel Jabois «Es el Ferran Adrià de la risa.» Jordi Costa «Noguera es al humor lo que el contorsionismo es al circo: un intento de forzar los límites de la estructura humana con figuras que son al mismo tiempo estéticas y monstruosamente temerarias.» Sergi Pàmies «Se da algo que no se daba en este país desde Chiquito de la Calzada: Noguera te da herramientas para pensar como Noguera.» Berto Romero «Absolutamente asombroso, energético, divertidísimo.» Ignacio Vidal-Folch «Noguera nos invita a revolucionar el día a día.» Mercedes Cebrián «Es el cómico español más deslumbrante de esta generación. No hay nadie como él en el Mundo.» Hematocrítico «Si el mundo se acaba pronto al menos podremos decir que alguien rozó con la punta de los dedos los límites expresivos de lo gracioso.» Nacho Vigalondo

Ficha técnica


Editorial: Blackie Books

ISBN: 9788418187810

Idioma: Castellano

Número de páginas: 168

Encuadernación: Tapa dura

Fecha de lanzamiento: 20/01/2021

Año de edición: 2021

Plaza de edición: España
Alto: 21.0 cm
Ancho: 23.0 cm
Grueso: 2.3 cm
Peso: 779.0 gr

Especificaciones del producto



Escrito por Miguel Noguera


Miguel Noguera
«Soy Miguel Noguera, nací en 1979 en Las Palmas de Gran Canaria. Mis padres se separaron cuando tenía 3 años y me mudé con mi madre a Mallorca. A los 18 empecé Bellas Artes en la UB de Barcelona. Allí principalmente dibujaba, pero los últimos cursos empecé a anotar ocurrencias y datos marginalmente. Recuerdo que lo más cercano al Ultrashow que hice en la facultad fue reproducir un chiste que había grabado previamente en una grabadora. Los profesores se lo tomaron mal… no eran muy fans del humor. En el chiste decía «¡madre con sus hijos!», y se oían unos ruiditos como de animal muy pequeño y entrañable que hacía yo succionando con la boca, luego decía «¡madre viendo cómo asesinan a sus hijos!» y se oía el mismo tipo de ruido pero con gran frenesí, succionando a fuertes ráfagas, como cuando terminas el Fairy, ese ruido desesperado. En fin, son anécdotas seminales, pequeños gérmenes. También estudié clown durante un par de años. Me gustaba lo escénico, me encontraba bien siendo el centro, ahí tocaba el estado fetal.

Cuando terminé la facultad busqué trabajo de camarero y compartí taller con amigos de la facultad (entre ellos Jonathan Millán, coautor de Hervir un Oso). Allí no lo tenía nada claro, estuve unos años especulando en vacío, apuntando cosas pero todo dentro de una existencia muy gris. Incluso deliré con hacer una serie de animación que se llamase Ultraviolencia, pero aquello no cuajó en absoluto, era papel mojado, pura neura sin base. Hasta que un amigo que me encontraba muy depresivo me propuso leer algunos textos en un bar de Gràcia. Uno de poetas. Lo hice y la cosa no fue del todo mal. A partir de eso surgieron algunos eventos más.

Los primeros Ultrashows eran todos sin red… o más bien con una red infinita por cuyos agujeros cabía una persona. Salía a escena con todo el material, no hacía selección, llevaba muchos papeles o una Palm con cientos de ideas. Escogía una al azar y la explicaba. A veces iba bien, a veces no se entendía en absoluto. Se vivieron momentos de gran embarazo, pero en cierto modo formaban parte de la propuesta. Con el tiempo aprendí a seleccionar las ideas y la cosa mejoró. Sólo explicaba las ideas más efectivas o aquellas que realmente me apetecía contar. Así la cosa ganó ritmo, ya no decaía tanto, se aproximaba algo más al Stand Up Comedy. Últimamente he ganado seguidores, supongo que a través del boca a boca, los Venga Monjas, las reseñas de Nacho Vigalondo y muchos otros… Internet ha sido muy importante en todo esto. Por otro lado el asunto artie ha estado más o menos presente en todo momento, Chus Martínez me metió en el Creamier de Phaidon y organizó un Ultrashow en la Capella del Macba, el Ultrashow tiene una lectura relativamente compatible con el ámbito del arte contemporáneo, eso hace que me salgan algunas cosas por ahí. He sacado un libro con Jonathan Millán (Hervir un Oso, Belleza Infinita 2010), y publiqué mi primer libro en solitario con la editorial Blackie Books, Ultraviolencia (2011).»
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