Llega el porvenir perdido en los andenes cabalga entre las voces de mil madres en el eco que golpea con precisión de tiempo ido
en mi cuerpo húmedo en la soledad que espera en el miedo de un tiempo que es inútil cual agua de naufragio el porvenir abraza
vociferan los dioses mientras vigilan los raíles y soy en su bramido anticipado maquinista fantasma que asustará a la noche
el latido de un verbo para siempre que ya fuera.