Alba Editorial - 9788490659519
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Escrito por Fiódor Dostoievski
Fiódor Mijáilovich Dostoievski nació en Moscú en 1821, hijo de un médico militar. Estudió en un colegio privado de su ciudad natal y en la Escuela Militar de Ingenieros de San Petersburgo. En 1845, su primera novela, Pobre gente, fue saludada con entusiasmo por el influyente crítico Bielinski, aunque no así sus siguientes narraciones. En 1849, su participación en un acto literario prohibido le valió la condena de ocho años de trabajos forzados en Siberia, la mitad de los cuales los cumplió sirviendo en el ejército en Semipalatinsk. De regreso a San Petersburgo en 1859 publicó ese mismo año la novela La aldea de Stepanichkov y sus habitantes. Sus recuerdos de presidio, Memorias de la casa muerta, vieron la luz en forma de libro en 1862. Fundó con su hermano Mijaíl la revista Tiempo y, posteriormente, Época, cuyo fracaso le supuso grandes deudas. La muerte de su hermano y de su esposa el mismo año de 1864, la relación «infernal» con Apolinaria Suslova, la pasión por el juego, un nuevo matrimonio y la pérdida de su hija le llevaron a una vida nómada y trágica, perseguido por acreedores y sujeto a contratos editoriales desesperados. Sin embargo, desde la publicación en 1866 de Crimen y castigo, su prestigio y su influencia fueron centrales en la literatura rusa, y sus novelas posteriores no hicieron sino incrementarlos: El jugador (1867), El idiota (1868), El eterno marido (1870), Los endemoniados (1872), El adolescente (1875) y, especialmente, Los hermanos Karamázov (1879-1880). Sus artículos periodísticos se hallan recogidos en su monumental Diario de un escritor (1876). Dostoievski murió en San Petersburgo en 1881.
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1 opiniones de usuarios
Nai
04/07/2025
Tapa dura
A mí, todo lo que haya escrito Dostoyevski en su vida, me encanta. Memorias del subsuelo no iba a ser menos. Lo leí, además, para un club de lectura con unas amigas, por lo que tuve la oportunidad de disfrutarlo en compañía. Es una lectura muy profunda, que toca bien el tema "antihéroe", como podría llamarse a este personaje, aunque yo prefiero decir automarginado. Sin duda, es una lectura que, para los que nos gusta que la lectura nos haga pensar, se hace increíble. Como todo lo escrito por este autor ruso, no cabe duda.