El veneno de la serpiente nacionalsocialista se fue inoculando en la vida social alemana y europea, personificada a través de sus máximos dirigentes, cada uno de ellos con su parte concreta de responsabilidad en el desastre que supuso dicho periodo histórico. Los escasos doce años de ponzoña nazi todavía llegan hasta nuestros días, cada vez con más osadía y olvido de lo ocurrido. Directos responsables, cada uno de ellos culpable a su manera de las consecuencias acaecidas como el propio Hitler, Himmler, Heydrich, Eichmann, Höss o Gerstein, ampliamente tratados en el texto, no nos pueden hacer olvidar que la implicación más sangrienta y aberrante fue el Holocausto, que las repercusiones se extendieron durante décadas y que las implicaciones, en diferentes formatos, llegan todavía hasta la actualidad. Con prólogo de una hija de la valiente moradora de Auschwitz, muy a su pesar, Violeta Friedman, ésta nos recuerda que todo lo acontecido durante el nazismo, incluso con su posteriormente extendida malévola sombra, sobre todo en lo referente al Holocausto, no puede volver a ocurrir. ¡Nunca más!