Para conocer las intimidades de la familia real británica, nada mejor que preguntar a quienes mejor los conocen: los miembros de su servicio. Desde hace siglos, un ejercito de sirvientes los alimenta y los viste, organiza sus días, lustra sus zapatos, carga con las piezas que cobran en sus jornadas de caza e incluso les pone la pasta de dientes en el cepillo. Ellos son los ojos y los oídos que guardan los secretos de sus jefes, aunque no todos son igual de discretos. Uno de los mayores conocedores de los royals, Tom Quinn, se adentra en sus aposentos para ofrecer una visión fascinante de la realeza británica, antigua y moderna. En algunos casos, buceando en viejos archivos que hablan del caballerizo que amenazó con expulsar a la reina Victoria de sus propios establos, del lacayo que tuvo que cambiarse el nombre por orden de la reina, o de la dama de compañía que, junto con la madre de Felipe