Los personajes o situaciones que se reflejan en estos dieciocho relatos independientes entre sí comparten varios nexos comunes: siempre han quedado en segundo plano y ninguno es histórico.
«Sin luz propia» se ocupa de figuras o escenarios sin afán de protagonismo. ¿Acaso alguien se ha preguntado alguna vez por el hermano del hijo pródigo o qué fue de las hijas de Lot? También es el caso de personajes de películas que tal vez merecerían mayor protagonismo, como un taxista de finales de los 90 o el ayudante de una reciente jueza británica. O profesionales que han elegido —tal vez no les ha quedado otro remedio— ser secundarios; es el caso de varios músicos, un escudero medieval, una documentalista de TV o un deportista. Hay temas musicales en los que caben historias ocultas, como en el álbum más importante de los 60, una canción perfecta de Sam Cooke o un gran tema español de 1992. Y, finalmente, circunstancias más o menos cotidianas: un premio de lotería, un invento portentoso, una mascota vampírica, una posible reconciliación a través de una receta de repostería o un fin de semana pasado por agua; contextos en los que «algo» no previsto provoca un giro inesperado en el plan original.
Esta es su ocasión de desarrollar una trama como protagonistas.