En la década de los setenta, el ascenso a la presidencia de
Salvador Allende y el posterior golpe de Estado de Pinochet
marcaron el porvenir de Chile. Durante estos años, Carmen
Castillo, contagiada por el compromiso político de Isabel
Allende (hija del presidente), participó en las acciones del
MIR, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria que intentó
hacer de Latinoamérica un lugar más justo, más hermoso
y más poderoso.