El 14 de julio de 2009, tras varias horas de cosecha en el campo, Asia Bibi tuvo sed, se acercó a un pozo y bebió. En ese momento, una vecina gritó que el agua era de las mujeres musulmanas y la estaba contaminando. El tono de la disputa fue subiendo hasta que surgio una acusacion:"¡Baslfemia!". En Pakistan, esa palabra significa muerte. La suerte de Asia estaba echada.Tras propinarle una brutal paliza, la encarcelaron. Un año despues fue condenada a la horca. Hoy, a la espera de una apelacion, se pudre en una celda sin ventana. Su familia ha tenido que huir del pueblo, amenazada por los extremistas. Los dos hombres que quisieron ayudarla, el gobernador del Pendjab, musulman, y el ministro de las Minorias, cristiano, han sido asesinados.Desde el fondo de su prision, Asia Bibi nos cuenta como era su vida antes de aquel incidente y como es ahora.Una historia que la ha convertido en icono mundial para cuantos luchan por la libertad religiosa.
"I was going to die because of a cup of water."After drinking water from the same cup as Muslim women, Asia Bibi, a Christian, was sentenced to hang by the Islamic Republic of Pakistan in 2010 on charges of blasphemy.Bibis case polarized all of Pakistan and mobilized international support from across the globe, including politicians, journalists, and countless organizations and supporters who fought for her freedom. For nine long years, Bibi awaited death in prison until she was formally acquitted in January 2019. Now a political exile, Bibi is reunited with her family in the West, but she will never be allowed to return to her homeland.In Free at Last, Asia and journalist Anne-Isabelle Tollet, who championed Asias cause for nearly a decade, share her storyone that reveals the heart and mind of a woman who refused to renounce her faith and unwittingly became the global symbol of the fight against religious extremism.