Cuando el virrey de la Nueva España decide crear un convento para mujeres indígenas, Sor Petra de Francisco tiene la tarea de analizar a las candidatas. Así reúne a huérfanas aristócratas, solteronas, hijas de caciques y a otras mas.Beatriz Espejo, investigadora del Centro de Estudios Literarios de la UNAM, desarrolla con esta novela un verdadero ejercicio artistico, visual y antropologico, con un deslumbrante lenguaje yuna sustanciosa investigacion de fondo.Es la primera mitad del siglo XVIII y el virrey de la Nueva España, don Baltasar de Zuñiga y Guzman, quiso dejar su impronta en la renovacion de las instituciones, por lo que decidio formar el primer convento al que puedan ingresar mujeres indigenas. Por supuesto, no las indias comunes, pues su alma sigue teniendo algo de bestia, sino las hijas de los caciques, ya educadas en el castellano, en habilidades como coser, tocar algun instrumento, cantar, y que ademas poseen dote. De esta manera, sus familias elevarian su categoria social, si se considera que "tener una religiosa en la familia viste mucho".Para dirigir el nuevo convento, don Baltasar elige a sor Petra de San Francisco. Llegan solicitudes de todas partes, que sor Petra evalua en funcion del prestigio que puedan aportar las candidatas, y el recinto se va llenando de huerfanas, aristocratas sin fortuna que consiguen la dote gracia al aporte de varios miembros de la familia, solteronas, mujeres repudiadas e hijas de caciques aun prosperos...Con este mosaico de personajes, Beatriz Espejo muestra en sus detalles mas intimos como se forjo la Nueva España. Y como si de la visita a un museo se tratara, el lector asiste a la exposicion de retratos de personajes caprichosos, engañosos, recargados, muy al estilo barroco, que van mostrando sus debilidades, su doble moral y su adoracion pagana a idolos escondidos en sus celdas.
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