Esther de Waal es madre de cuatro hijos y profesora de Historia Medieval en varias universidades inglesas. Se ha preocupado especialmente no sólo por la historia del monacato, sino por la espiritualidad occidental medieval; en particular, por la familia espiritual benedictina. La editorial Sígueme nos ofrece uno de sus últimos trabajos, en los que delinea el perfil de la herencia espiritual de san Benito. Profundiza no sólo en la interpretación de la Regla de los monjes, sino en aquellos aspectos de la vida en oración que considera característicos de esta acreditada foma de vida que fue capaz de generar una auténtica revolución cultural en Europa.** J.F.S. Revista " Alfa y Omega".*** Buscando a Dios es una demostración de la profunda sabiduría que atesora la Regla de san Benito, tan llena de actualidad para nuestro mundo contemporáneo como para los monjes del siglo VI a quienes estaba dirigida. «Numerosas personas, muchas de ellas laicos como yo, con compromisos familiares y laborales, y ocupados en múltiples actividades […] están en la actualidad regresando a la tradición monástica. La principal razón para ello, creo, es que aquí encuentran lo que saben que necesitan: una ayuda práctica para hacer de lo ordinario y cotidiano un camino hacia Dios». La dinámica esencial que subyace a la tradición monástica consiste en dejar que el Evangelio configure la propia vida. En san Benito se descubre a un laico que escribe una guía para su casa, es decir, para su amplia familia de hermanos que comparten una misma y afanosa existencia consistente en preparar la comida, cuidar de los invitados, ganarse la vida, preocuparse por la tierra y las posesiones, educar a los niños, atender a los enfermos… Benito pretende imponer sobre esta ajetreada vida una estructura y un orden.
Dedicar tiempo a estar en soledad, un tiempo que me reservo de forma consciente como algo positivo y creativo, no es un lujo; se trata de algo esencial. Parece muy sencillo, pero resulta sorprendentemente difícil de lograr sin algún tipo de ayuda externa. Esther de Waal concibe este libro como una serie de reflexiones o etapas que faciliten la realización de un retiro personal, pensando especialmente en aquellos cuyas obligaciones diarias apenas les dejan tiempo para sí mismos. Con este fin, profundiza en valores como la atención, el silencio, la admiración, la gratitud. Sólo si dejamos de estar distraídos comenzaremos a percibir con hondura y gratitud el don de hallarnos inmersos en un mundo de revelación, de asombro, de gozo. O dicho con otras palabras: somos invitados a vencer la ceguera y la insensibilidad, para lograr una mirada más atenta y captar mejor la presencia de Dios y el sentido de la trascendencia en el corazón de las cosas.