Dos novelas con las que la autora de culto Fleur Jaeggy inició su andadura, reunidas en un volumen.La protagonista de El dedo en la boca se llama Lung L. y no tiene más de veinte años; ha pasado un tiempo en una clinica, le gusta ir en tren y dar paseos en plena naturaleza; parece a la vez cruel y vulnerable; en ocasiones, mientras se chupa el pulgar, una costumbre que no abandona, con la otra mano atrapa en el aire vestigios de la memoria, recuerdos donde se entrecruzan su primo Felix, su padre, una enfermera y personajes cuya presencia puede evocar como en un sueño. A su vez, el joven que protagoniza Las estatuas de agua, llamado Beeklam, se rodea de un criado, de soledad y de estatuas en su sotano de Amsterdam, pero quiza un dia salga a la luz y encuentre su doble en Katrin, una niña que no tiene prisa por llegar a ninguna parte, como si supiera que su vida discurre, en realidad, en otro lugar. Una escritora maravillosa, brillante, salvaje. Susan Sontag Duracion de la lectura: aproximadamente cuatro horas. Duracion del recuerdo, y de la autora: el resto de la vida. Iosif Brodsky (sobre Los hermosos años del castigo) Fleur Jaeggy va siempre a lo esencial y, como si tuviera bien aprendida la involuntaria leccion de Kafka, consigue muchas veces en una sola pagina, y a veces en una sola linea, que se haga visible de golpe, a modo de repentina revelacion, la estructura desnuda de la verdad. Enrique Vila-Matas Profundamente turbadora, obstinada en sus temas, con personajes que alternan un cruel nihilismo y un falso candor infantil, un instinto de huida de la vida normal y de las reglas asfixiantes de lo cotidiano, asi es Fleur Jaeggy, cuyo nombre es comparable a los de la brasileña Clarice Lispector y la alemana Ingeborg Bachmann, las autoras posiblemente con una obra mas potente y original de la segunda mitad del pasado siglo. Mercedes Monmany, Abc Cultural Es de esas escritoras que cuentan las cosas que un lector se calla a si mismo. Matias Serra Bradford, Revista Ñ (Clarin)
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