El Dragón del Norte se enamoró de una hojita y, para que no se secara, se convirtió en un río. Tan caudaloso resultó que el Señor del Cielo le nombró Emperador de las Aguas Terrestres. Aunque los grandes rios de China terminaron reconociendo su autoridad, el era tan inexperto que cometio cinco graves errores: enfrento a los Inmortales, se emborracho, revelo donde habia escondido su antigua bola de dragon, desvelo en que punto de sus orillas se encontraba el barro con el que la diosa Nuwa habia moldeado al primer hombre y, sobre todo, desprecio a uno de sus afluentes. Esto provoco que el juez mas famoso de la historia de China, Baño Gong, le condenara a conocer en profundidad los "tres pilares del espiritu", los "cinco elementos del ser", y a la sintesis de todos: el ser humano. Sobre ello versan estos cincuenta cuentos que sintetizan todo el simbolismo, toda la sensibilidad y todo el universo de la China clasica.