Discours de réception d''Amélie Nothomb à l''Académie royale de Belgique accueillie par Jacques De Decker.
Le 14 mars 2015, Amélie Nothomb était élue à lAcadémie royale de langue et de littérature
Gilbert enseña historia de la novela a unos chicos y chicas a quienes la materia les importa bastante poco. Su vida, por otra parte, tampoco es demasiado emocionante, al menos en apariencia. Pero ¿y si, despues de todo, tambien fuera una novela? Paradas amorosas esta tejido con el hilo de los dias y es un libro de historias de amor esbozadas, interrumpidas, discontinuas, una novela desvanecida entre viejas cartas que hablan de la pasion que la adolescencia ha olvidado por el camino. Las paradas de Gilbert son de muchas clases. Y es que cada encuentro es una conquista o un rechazo en el que el placer y el miedo de vivir estan presentes a partes iguales. Gilbert no sabe bien si, en este juego que lo sobrepasa, se encuentra fuera de las reglas establecidas. Hasta que un dia... Tras La Noria, donde ya habiamos apreciado el agudo sentido de lo cotidiano y el arte del matiz conseguido por medio de pequeñas pinceladas, he aqui la novela posterior de Jacques de Decker, quien modestamente se definia en el Dictionnaire de Jerome Garcin como un pequeño maestro de los Paises Bajos del Sur.
Como en la Viena de Schnitzler o la Roma de Marguerite Yourcenar, La noria es una declaración de amor a la ciudad del autor, Bruselas, que brilla con una luz que guarda sus secretos con la dulzura de una lampara de noche. La vida es discreta segun Jacques de Decker, va y viene, es algo lenta como una noria que gira ante nuestros infortunios. Si desde el parque de atracciones se divisa el resto de la ciudad, La noria gira de un personaje a otro. Sin darnos cuenta nos deslizamos de una mujer a un hombre, de un viejo a un niño, de la enferma a la enfermera, y de repente la curva encuentra su punto de inicio, la partida esta jugada, el libro escrito. Y nosotros, sorprendidos por la verdad de esos personajes que sin estridencias afirman con naturalidad su vida. Emparentados por la imaginacion y la ternura, esos bruselenses, como los dublineses de Joyce, acaban por mostrarnos una ciudad magica a traves de sus destinos diferentes, sus amores, sus decepciones, sus sueños entrecruzados. La amistad y el amor se envuelven en un presente que encuentra sus raices en una cadena amistosa que se abre paso ante la rutina. Desde la primera vuelta de La noria se revela con toques leves y ligeros el fragil sentido de lo cotidiano. El arte del matiz que silencia lo que el lector descubre y la atmosfera inaprensible que envuelve los dialogos de unos personajes encantadores y profundos, convierten en un espectaculo esta novela tribal que nos deja con el corazon rebosante de satisfaccion.