¿Por qué nos resulta tan difícil convivir, si somos seres sociales? Las naciones se enfrentan, las parejas se rompen, los vecinos no se hablan, la agresividad se dispara. A los seres humanos no nos resultan faciles ni siquiera las cosas que nos son imprescindibles. Por eso hay que aprender a convivir, es decir, a aumentar las alegrias y disminuir las asperezas de la vida en comun. Queremos que nuestros niños adquieran los recursos necesarios para que no fracasen en tan arriesgada empresa. Pero ¿quien puede enseñar a convivir sin caer en una presuncion ridicula? El comportamiento de los adultos demuestra que lo hacemos muy mal. Hay demasiados conflictos, violencia, fracasos afectivos, falta de compasion y malentendidos en nuestras vidas como para sentar catedra de sabios. Unos adultos desconcertados tienen que enseñar a vivir a unos niños, y tal vez aqui radique el problema. "El Roto", un filosofo grafico, presenta en una de sus viñetas a dos jovenes, uno de los cuales dice: "Nuestros padres no nos entienden porque pertenecen a otra degradacion". Tambien los adultos tendriamos que aprender a convivir, porque somos fuente incensante de conflictos. Por esta razon, el presente libro tiene una estructura peculiar. Trata de la educacion de los niños, pero tambien de los problemas, exitos o fracasos de sus padres o docentes. Vamos a dirigirnos a la infancia desde nuestra situacion de adultos, cosa , por otra parte, inevitable. Si queremos educarles para que tengan exito en su vida de pareja, familiar, laboral o politica, deberemos saber que es lo que nos pasa a los adultos en tales circunstancias, en que hemos acertado, en que nos hemos equivocado y hacia donde nos gustaria ir. El libro estudia los tres principales niveles de convivencia: Convivencia con uno mismo. Convivencia con los cercanos (pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo). Convivencia con el resto de los ciudadanos, la convivencia politica. El autor cree que la pedagogia infantil es solo parte de una "pedagogia general para los humanos", que son mayoritariamente adultos. Por eso, antes de educar, conviene que nos pongamos en buena forma.
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