Originalmente concebido como una revista, La edad de oro es el libro infantil por excelencia de la literatura cubana del siglo XIX. José Martí expone aquí su proyecto latinoamericanista. Fragmento de la obra Para los niños es este periodico, y para las niñas, por supuesto. Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño mas bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie se la ofenda: el niño crece entonces, y parece un gigante: el niño nace para caballero, y la niña nace para madre. Este periodico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana; para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres. Todo lo que quieran saber les vamos a decir, y de modo que lo entiendan bien, con palabras claras y con laminas finas. Les vamos a decir como esta hecho el mundo: les vamos a contar todo lo que han hecho los hombres hasta ahora.Para eso se publica La Edad de Oro: para que los niños americanos sepan como se vivia antes, y se vive hoy, en America, y en las demas tierras; y como se hacen tantas cosas de cristal y de hierro, y las maquinas de vapor, y los puentes colgantes, y la luz electrica; para que cuando el niño vea una piedra de color sepa por que tiene colores la piedra y que quiere decir cada color; para que el niño conozca los libros famosos donde se cuentan las batallas y las religiones de los pueblos antiguos. Les hablaremos de todo lo que se hace en los talleres, donde suceden cosas mas raras e interesantes que en los cuentos de magia, y son magia de verdad, mas linda que la otra: y les diremos lo que se sabe del cielo, y de lo hondo del mar y de la tierra: y les contaremos cuentos de risa y novelas de niños, para cuando hayan estudiado mucho, o jugado mucho, y quieran descansar. Para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo. Y queremos que nos quieran, y nos vean como cosa de su corazon.
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