"La historia de las Islas Británicas y de los Estados Unidos de América constituye una larga lucha por la conquista de las libertades civiles. En Inglaterra se produjeron, antes que en ningún otro sitio del mundo, movimientos sociales que reconocieron los derechos fundamentales de las personas y limitaron la autoridad de los poderosos, dando lugar a un sistema político parlamentario que sirvió de base a las actuales democracias occidentales. Por eso en muchos aspectos su historia puede considerarse modélica y, de hecho, es el espejo en el que se siguen mirando muchas naciones. La promulgación de la Carta Magna, en la que la nobleza forzó al rey Juan Sin Tierra a aceptar sus derechos y a respetar las leyes inglesas, fue un hecho sin precedentes en la Edad Media europea. Pero, además, en Inglaterra tuvo lugar la primera deposición y condena a muerte de un monarca, por voluntad del pueblo soberano, más de un siglo antes de que la Revolución Francesa hiciera lo mismo con el malogrado Luis XVI. Con estos antecedentes, no es extraño que la semilla del liberalismo germinara con fuerza en las colonias británicas de Norteamérica, donde una tenaz oposición contra la tiranía de la metrópoli logró la independencia de una nueva nación. Este libro pretende ser una síntesis amena y directa acerca de estos hechos y de otros muchos que jalonan parte de la historia del mundo anglosajón, a menudo poco conocida y confundida por las brumas de la leyenda, la literatura y el cine. ¿Por qué los reyes de Inglaterra se intitulan también reyes de Francia? ¿Es cierto que Enrique II ordenó el asesinato de Santo Tomás Becket? ¿Fue la pasión amorosa de Enrique VIII hacia Ana Bolena la única causa que provocó el cisma de la Iglesia Anglicana? ¿Cómo es posible que la oreja de Jenkins desencadenara una cruenta guerra contra España? ¿Cómo lograron conservar el cuerpo del almirante Nelson tras su muerte en la batalla de Trafalgar hasta su regreso a Inglaterra? ¿Por qué a la reina Victoria le apodaban la "abuela de Europa"? ¿Cu&
El sepulcro del Cardenal Cisneros justifica por sí mismo la visita a Alcalá de Henares, puesto que constituye un magnífico ejemplo de la escultura renacentista. En su época fue alabado por su calidad artística, similar a la del sepulcro de los Reyes Católicos, y hoy se considera una obra fundamental para apreciar la influencia italiana en el arte español del siglo XVI. Como fundador de la Universidad de Alcalá, Cisneros expresó el deseo de ser enterrado en la Capilla de San Ildefonso. Este deseo originó el encargo de una fastuosa tumba en la que intervinieron algunos de los mejores artistas del momento. Con el objetivo de honrar sus principales virtudes y hazañas, se diseñó un estudiado programa iconográfico que fue materializado a través de una plástica escultórica clasicista, de gran maestría y elegancia, en la que no faltan referencias a la obra de Miguel Ángel. En los siglos XIX y XX, el monumento experimentó sucesivos desmontajes, traslados, destrucciones parciales y restauraciones, que le han conferido una historia absolutamente fascinante y han hecho que su conservación constituya un verdadero un milagro.