La adolescencia es una edad ingrata, y no solo para quienes la sufren, sino también para quienes los acompañan: los padres los primeros, pero también los hermanos y hermanas más pequeños, la familia añadida... Los padres se ven impotentes ante los cambios bruscos de caracter de su hijo adolescente, y a su vez el se siente presionado. Un primer paso es que el padre confie en su hijo y sepa escucharle.