Con la única ayuda de la memoria, el narrador de esta novela emprende la tarea de explicarse a sí mismo acontecimientos de su niñez que en su momento no supo entender. De esa forma, todo lo que le dejo huella pero no percibio porque parecia dictado por las reglas de la mas estricta provisionalidad, se muestra ahora en sus diferentes dimensiones, incluidas aquellas que tal vez solo imagina. Premoniciones, deudas inesperadas, equivocaciones, remordimientos, motivos de jubilo y deseos de reconciliacion y de revancha salen a la luz y hallan acomodo, sin contradecirse, en ese territorio donde el recuerdo de lo que fuimos se mezcla con la nostalgia de lo que ya nunca seremos, donde pasados que no nos pertenecen amenazan con condicionar nuestro presente y donde los secretos que quisimos desentrañar, cuando por fin se revelan, lejos de diluir la desazon que nos impulso a investigar, contribuyen a confundirnos mas.Historia de silencios en la que lo que no se dice tiene tanta importancia como lo que se dice, Paris es un viaje nocturno, a veces reflexivo y a veces extravagante y desolado, en busca de la linea de sombra en la que los miedos habitan, pero es tambien, y por lo mismo, un periplo en pos del olvido, un recuento minucioso y esperanzado en el que las certezas pierden paulatinamente su razon de ser y son sustituidas, como si de un sueño se tratara, por el vacio del tiempo.Una novela madura, solidamente organizada, que se desarrolla conforme a pautas muy conscientes. Una novela proustiana, en el mejor sentido de la palabra... Prosa sabia, economica, ajustada, penetrante y perfectamente plegada a las necesidades de la materia narrativa (Miguel Garcia-Posada, El Pais).Hay novelas primerizas que son todo menos obras de debutantes; la justeza de las percepciones se impone, la maestria del fraseado no deja lugar a dudas, ni su potencia tampoco. Paris es una de ellas (Fabienne Dumontet, Le Monde).
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