En El Cairo. La ciudad victoriosa (Almed ), su autor, Max Rodenbeck , confiesa que desde que pisó por vez primera el lugar se sintió seducido por él hasta el punto de manifestar que experimentó la comodidad de quien camina a gusto con unos zapatos viejos. Su acierto radica en que supo penetrar en el espiritu y exponer los acontecimientos. Amo su resistencia a incontables desastres y escribe que a lo largo de cinco milenios de reencarnaciones, El Cairo habia dejado de lamentar su declive y, sin embargo, la ciudad habia resistido. No duda que El Cairo nunca ha vendido ni su dignidad ni su alma. Despues de todo, explica, este es el lugar que dio al mundo el mito del ave fenix.
Trad. Isabel Morán. Si hay una palabra que alcanza a definir la ciudad de El Cairo es la de embriaguez y con su libro Max Rodenbeck viene a reafirmar esa sensación.Es fácil caer en la descripción historicista con una ciudad que puede alardear de historia como ninguna otra; sin embargo, evitando los topicos, por otro lado tan recurrentes, el autor centra su atencion en algo que, en ocasiones, pasa desapercibido: la vida.Rodenbeck evita tratar la ciudad como un ente individual; baja a las calles, las casas, los mercados y nos da a conocer la vida de los cairotas. Evitando cualquier deriva hacia el relato costumbrista, que por definicion es limitado, Rodenbeck se abre hacia el tiempo; ofrece al lector un recorrido por la ciudad que se inicia hace 5000 años en un punto muy especifico de la urbe que concluye hoy dia.El autor nos conduce, en una visita guiada, por el nacimiento de Al-Qahira, por el auge de la dinastia Fatimida, en las vicisitudes de la ciudad medieval repleta de momentos heroicos o miserables, con Napoleon, Nasser o Sadat. Al final de la sugestion de haber recorrido cada una de esas epocas imprime en el lector una sensacion de familiaridad con el caos que reina en su circulacion, no solo hoy sino desde siempre; vecindad con los cairotas que cuentan anecdotas que no tienen definicion de tiempo porque siempre han estado ahi, vivas. Acomoda al lector en la paciencia ante la lentitud de un sistema burocratico muy particular. En definitiva, hace que quien se acerque a esta obra se sienta uno mas entre los habitantes de una ciudad plena.