De G.-H. de Riqueti, conde de Mirabeau, puede decirse que en sus 43 años (1749-1791) vivió varias vidas. Se enfrentó desde muy joven a la autoridad paterna y conoció la cárcel en varias ocasiones. Como estudioso de la economia politica se entrego con entu
Podría parecer a primera vista la sencilla carta que una amiga le escribe a otra. Pero enseguida se muestra como algo más: el relato de una verdadera inicación sensual y sexual. Una educación completa sobre todo aquello que las mujeres tienen prohibido hablar o sentir.
La decadencia de los Estados se ve normalmente en la depravación de la moral, en los avances del lujo y la corrupción de las clases sociales. Mirabeau escribe este libro después de estar preso por un supuesto lio de faldas. Durante su encierro, solo posee un libro, la Biblia, que le habian dado con el objetivo de que pudiera reconducir sus malos habitos. Pero el escritor, alejado de esos fines, se plantea glosar todos los capitulos del Libro Sagrado en que se hace referencia a escenas de indole sexual, sin importar el tipo de relaciones expuestas. El libro pronto se convierte en un objeto de controversia. El clero lo abomina, pero los estudiosos no pueden dejar de ver en el todo el estudio de un hombre ilustrado, inteligente, capaz de discernir el bien del mal sin verse sometido a las leyes cerradas e injustas que, una Iglesia mas preocupada por estar junto al poder que junto al pueblo, sancionaba a las clases bajas y miraba para otro lado con los excesos sexuales de las elites pudientes.