Tal vez a la pregunta «¿qué es la lectura?» sólo se pueda responder poniendo ejemplos, dejar que caigan juntos a modo de síntoma unos cuantos nombres propios de buenos lectores y esperar que esa singular metonimia sea aceptada como respuesta. En estas páginas se esboza un recorrido por algunos autores filosóficos contemporáneos que han llevado a cabo una reflexión explícita sobre la lectura en sus escritos, cuyo pensamiento es, por así decirlo, una filosofía de la lectura, siendo cada uno de ellos el prototipo del filósofo-lector, lectores ejemplares quizás porque nunca han pretendido ser modélicos. No son la lectura, la escritura ni el texto, evidentemente, patrimonio exclusivo de la filosofía actual pero sí conviene caer en la cuenta de la peculiaridad e idiosincrasia del modo en que se han articulado estas nociones en la tradición filosófica reciente y del hecho indudable de que a partir de Nietzsche y Freud algunos leemos de otra manera, gracias también que cada cual haga su elección a Heidegger, Gadamer, Ricoeur, Locan, Barthes, Deleuze, Derrida...
Si volviera a nacer, volvería a ser maricón. O lesbiana. En esto coincidimos todos, al menos todos los que seguimos vivos heroicamente en una sociedad heterosexista y homofóbica porque hemos conseguido salir indemnes con mejor o peor suerte de sus criminales politicas de propagacion del VIH, de acoso y persecucion institucional y social desde pequeños hasta mayores. Esto es el orgullo gay, no otra cosa. Orgullo de seguir vivos y haber sorteado todo un dispositivo de disuasion encaminado a reprimir, desviar, invertir, obstaculizar, penalizar, martirizar fisica y psicologicamente nuestra preferencia sexual.
Ética marica no es un libro, es un cortocircuito. Apagar unas bombillas para encender otras. El autor parece desprenderse de su propio legado para gritar a pleno pulmón acerca de aquellas cuestiones que afectan a la comunidad LGTBQ. Unas siglas que se desmontan y se revuelven en las páginas del libro porque la subjetividad es un dispositivo desde el que es difícil hablar por otros pero que no nos impide quedarnos quietos ante situaciones como la derechización consumista de gran parte de la comunidad gay, la indiferencia o la deferencia nada desinteresada de los poderes públicos, la apropiación de nuestros culos o vaginas por parte de intereses espurios. El libro es una virulenta diatriba a favor las voces silenciadas de aquellos que abrieron brecha en un mundo gay, lésbico o trasn, un universo que hoy se ha convertido en capitalino y capitalista y que nos gustaría que fuera de otra manera. O al menos que tuviera el valor de mirarse al espejo, con la descarnada lucidez con la que lo hace Vidarte en estos a la vez iracundos, lúcidos y delicados textos.