Hijo de predicador evangélico y madre intérprete de piano, Fats Waller aprendió a tocar el órgano en la iglesia. A pesar de los intentos de su padre por alejarlo del jazz, a los quince años ya acompañaba con musica las peliculas de un cine de Harlem. Con su quinteto, grabo mas de cuatrocientos temas, en una fertilidad musical unica en el mundo del jazz, entre 1934 y 1943. Ritmo implacable, toque viril y cinco grandes canciones, desde las que Igort y Sampayo construyen el relato.