Thomas Docherty nació en Nueva Zelanda, pero pasó su infancia en Gran Bretaña. Estudió escultura en el Art College de Londres. Su primer libro ilustrado fue El sueño de Pipa (2006), que se publicó en nuestro país, Taiwán y Sudáfrica. Su segundo álbum, Soy un barquito, fue nominado al Kate Greenaway Medal en 2009.www.thomasdocherty.co.uk/
Recibe novedades de THOMAS DOCHERTY directamente en tu email
Si quieres ir a la playa, necesitas unas gafas de buceo, un cubo, una pala, unas aletas, un flotador amarillo... Y no te olvides de lo más importante: un amigo.
Pipa no se iba a dormir nunca sin sus calcetines favoritos, de rayas amarillas y negras, porque la ayudaban a recordar sus sueños. Al día siguiente, lo que fuera que había soñado la acompañaba toda la mañana: desde que se despertaba hasta la hora de comer, mas o menos. Pero un dia, al despertar, algo iba mal: no encontraba uno de sus calcetines, y ademas no podia recordar lo que habia soñado. Asi que Pipa y su perro salieron a buscar el sueño perdido.
En lo alto de una montaña vive un monstruo terrorífi co, enorme, más grande que cualquier otra criatura. Al monstruo le encanta asustar a los habitantes de la montaña, pero estos pronto aprenden a esconderse de el. Cansado de no encontrar a nadie, baja al valle en busca de nuevas victimas, pero se da cuenta de que alli todo es gigantesco, y los animales que lo habitan le dan tanto miedo que sale huyendo de vuelta a su montaña, buscando a alguien que lo proteja.
La Pip dormia sempre amb els seus mitjons preferits, perquè l'ajudaven a recordar els seus somnis i així podia reviure'ls l'endemà. Un dia, però, quan es desperta, s'adona que un dels mitjons ha desaparegut. El gos la vol ajudar, i surten tots dos a buscar el somni i el mitjó perduts. Quan la Pip comença a perdre l'esperança de trobar-los, es fixa en una cosa que fins aquell moment no havia vist...
La mar tiene mil peligros. Hay corrientes, remolinos... Pero yo cruzo huracanes, subo y bajo toboganes, doy cabriolas en las olas, burlo a los monstruos marinos... ¡y cruzo los siete mares