Libros de Filosofía medieval, página 2 de 29

No parece caber duda de que, salvo en casos patológicos suicidas, masoquistas, etc., hay un consenso unánime en que no es deseable, sino todo lo contrario, que la desdicha sea el tono que adoptan nuestros dias.Sin embargo, para un ojo atento, y el de Petrarca sin duda lo es, las apariencias son engañosas y encubren otra realidad, o al menos una realidad matizada. Por un lado, muchas de las situaciones que conducen a la desdicha, como el envejecimiento y los achaques a el asociados, son inevitables, de modo que poca cuenta trae regodearse en el dolor, y mas vale aprender a sobrellevarlas con temple sereno, y hasta feliz. Por otro lado, de otras situaciones, como la pobreza, la debilidad fisica o el distanciamiento de algunos amigos, es posible aprender hasta alcanzar la base de toda felicidad: la sabiduria.

Es un hecho incontestable que los varones tienden –se trata, en todo caso, de un mero hecho probabilístico– a morir antes que las mujeres. Esta acreditada tendencia da lugar a que la viudez y sus dol

El largo y sinuoso camino hacia la conversión, salpicado de obstáculos ante los que muchos desisten, lo describe San Agustín con un detallismo autobiográfico capaz de encender incluso al ánimo más esceptico. Hay quienes encuentran simpre en el exterior a los enemigos mas feroces, tales que sirven de pretexto para no emprender el camino recto y caminar con paso resuelto por su firme, ya se llamen aquellos maniqueos, o retores, o todavia mas sencillo, los amigos de las tabernas. San Agustin no es amigo de esta clase de enjuages. Consciente de que son muchos los peligros que hay al acecho, recuerda en todo momento que solo individualmente, en un proceso de autoconciencia marcado por la culpa (y la esperanza de redencion), se es capaz de derrotar al verdadero enemigo: el yo de todas las vanidades.

La memoria es una de nuestras facultades más misteriosas: contiene siempre más de lo que nuestra conciencia alumbra, es fidedigna e infiel a partes iguales, nunca informa por sí misma de lo que en ella es recepcion o mas bien reconstruccion nuestra. En e

Rodrigo Sánchez de Arévalo es sobre todo conocido por ser una de las vías a través de las cuales el humanismo italiano pudo fertilizar las letras castellanas. Como humanista total, Arévalo no domina

Con frecuencia se tiende a creer que las mentiras pueden ser inocentes, o piadosas, o que cabe ponerlas al servicio de fines benévolos, y que por lo tanto si los fines son buenos los medios son al menos discutibles. En este inteligente ensayo, San Agustin no es tan complaciente con la mendacidad, que para el es divisa de corrupcion y muerte espiritual, salvo en muy contadas ocasiones.La lealtad a la verdad, poco frecuente entre quienes se hallan demasiado lubricados por las pasiones corporales, es el unico camino seguro que conduce a la salvacion del alma. Pero si no se confia en la trascendente superioridad del alma respecto del cuerpo se sucederan los equivocos sobre la propia verdad. Un tratado preciso, inteligente, riguroso y rigorista sobre la mentira.

Conocido es de todos que San Agustín fueuno de los padres de la Iglesia, que sus escritosdeterminaron la conformación delcristianismo según lo conocemos, que suplatonismo fue severamente criticado porNietzscheSin embargo, ademas de todo eso, San Agustinfue niño, y adolescente, y joven, y en eseperiodo de su vida cometio muchos erroresy actuo indecorosa e inconscientemente.El santo nos cuenta en su autobiografiacomo fueron esos años turbulentos, sobreque discurria su pensamiento y que deseabasu carne. Su narracion es espontanea, frescay muy directa, libre de tenebrosas moralinas,y nos invita a acompañarle en el tortuoso caminoque nos aleja, sin conseguirlo nuncadel todo, del mal.

San Agustín es una de las figuras más notables de la primitiva Iglesia cristiana. Nacido en el norte de África en el año 354 dC, llegó a ser obispo de Hipona y escritor de inmensa influencia. Sus Confesiones son una obra maestra que sigue vigente hoy en dia por su sincera humanidad y por su profunda espiritualidad.Para esta obra se han seleccionado aquellos textos que mejor recogen la sabiduria de San Agustin y la poesia de su anhelo por Dios, al tiempo que narran la historia de su disoluta juventud, su ascenso en la corte de Milan y su conversion al cristianismo a la edad de treinta y dos años. Las descripciones de su pugna contra las tentaciones y de su amor por Dios aparecen aqui tan vividas como si hubieran sido escritas ayer.En estos textos se entrelazan conmovedores relatos y coloridas anecdotas, junto con pasajes de una apasionada alabanza a Dios. Ademas, en el proceso de confesar sus muy humanos errores, San Agustin aporta consejos para llevar una vida autenticamente espiritual. Su vision de que la felicidad no puede hallarse en los transitorios placeres mundanos sino en la busqueda de la verdad mas alla del mundo material, es hoy mas relevante que nunca.En esta moderna primera edicion ilustrada de las Confesiones, las palabras de San Agustin se ven realzadas por bellas iluminaciones y miniaturas medievales y renacentistas, extraidas de manuscritos originales de la coleccion de la Biblioteca Britanica.

Tertuliano, Ambrosio, Agustín, Boecio, Isidoro, Alcuino, Escoto Erígena, Anselmo, Roscelino, Abelardo, Buenaventura, Alberto Magno, Tomás de Aquino, Ramón Llull, Duns Escoto, Eckhart, Guillermo de Occam. Jean Jolivet. Bajo la direccion de Brice Parain