En la época dorada del ajedrez, los maestros del tablero compartían escena con la realeza y la aristocracia. El niño de Brooklyn se convirtió en ajedrecista en Montreal, y regresó con laureles a Nueva York en 1894. Vencio a la elite del ajedrez mundial en el legendario torneo de Cambridge Springs, y fue nombrado gran maestro por el mismisimo zar Nicolas II uno de los primeros cinco titulos otorgados en la historia. Gano dos veces el campeonato de Alemania antes de consagrarse como campeon de Estados Unidos, titulo que ostento durante mas tiempo que ningun otro jugador. Eso bastaria para forjar una leyenda, pero su mayor grandeza llego en su ocaso: fue el capitan del equipo estadounidense en cuatro olimpiadas consecutivas y con quisto el prestigioso trofeo Hamilton-Russell. Ningun otro equipo volveria a lograr tal hazaña. Y por si fuera poco, fue tambien el campeon mas humano. Ningun otro ajedrecista fue tan querido por los aficionados ni se entrego tanto a ellos como Frank Marshall.