Amalbalate es músico porque el sonido es la serpiente que se enrosca en su mano como en las estatuas antiguas. La música le ha acercado a tantas cosas que a veces él mismo no sabe si esta escribiendo o componiendo y aunque sean otros los que finalmente le ponen música sólo es preciso montarse en su nave y dejar que te lleve. «La nave de los locos» (canción que aparece en el apartado "El Bosco y la Bestia») es una coyunda extraordinaria entre él y yo que nos recuerda lo que nos debemos y como él escribe yo canto. La canción resultante tiene un verso más porque la cárcel de la música así lo exige. Le pedí que lo considerara pero lo dejó tal cual. Porque en el fondo sabe que ni el poema ni la música ni la canción ya no es suya ni mía.