La historia que se cuenta en Pepita Jiménez es la morosa desconversión del seminarista Luis de Vargas, quien orgullosamente afanado en sus raptos de amor divino va paulatinamente perdiendo esos afanes en aras de un amor terrenal que tiene como sujeto a la joven viuda Pepita Jiménez, a quien, por otra parte, pretende el padre de Don Luis, Pedro de Vargas, cacique del lugar andaluz donde se desarrolla la ficción. El desenlace es el matrimonio entre Pepita y Luis, gracias a los buenos oficios de la locuaz criada Antoñona y al amparo de una naturaleza ardiente. En tal desenlace se quiso ver, desde un buen principio, la mano de Valera, armonizando amor divino y amor humano, mundo de la mística y mundo de la razón, espíritu y naturaleza, vida beata y vida familiar y doméstica. Manuel Azaña, partiendo de la transigencia y liberalismo de Valera, escribía en 1927: «nada es inútil en la energía espiritual, nada de ella se pierde; pero es aberración detestable querer saltar, si puede decirse, fuera del mundo que nos sostiene: el acuerdo de espíritu y naturaleza constituye lo humano. Si hay alguna tesis en Pepita Jiménez, concebida precisamente cuando el radicalismo en triunfo proscribía el ideario católico tradicional, es la de representar ese acuerdo bajo figuras novelescas». El exquisito tacto narrativo de Valera nos acerca a los resortes últimos de la personalidad de Luis de Vargas y a la fascinante figura de Pepita, que la recupera para las dichas y los goces del presente.
Ficha técnica
Editorial: Editorial Renacimiento
ISBN: 9788419617996
Idioma: Castellano
Número de páginas: 368
Tiempo de lectura:
8h 46m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 13/03/2023
Año de edición: 2023
Plaza de edición: Sevilla
Colección:
Narrativa
Narrativa
Número: 149
Alto: 15.0 cm
Ancho: 21.0 cm
Peso: 536.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Juan Valera
Nacido en Cabra (Córdoba) en 1824. Realizó estudios universitarios en Granada y Madrid. Entró en el servicio diplomático como acompañante del duque de Rivas, embajador en Nápoles, donde se dedicó a la lectura y al estudio del griego. Estuvo también en Portugal, Rusia, Brasil, Estados Unidos, Bélgica y Austria. En 1861 ingresó en la Real Academia Española. Escribió artículos periodísticos y ensayos. Valera es un escritor de difícil clasificación; atacó tanto el romanticismo como el realismo y el naturalismo. Consideró que el arte no tiene ningún objetivo, excepto servir a la belleza, crear arte, pero tampoco se adscribió a los movimientos claramente esteticistas de final de siglo como el -arte por el arte- o el simbolismo; elogió la obra de Rubén Darío pero tampoco se le puede considerar modernista. Murió en Madrid en 1905.