Considerada la Ajmátova bielorrusa, Yauheniya Yaníshehyts (Rudka, 1948 - Minsk, 1988) pertenecería a esa promoción de escritores de los años setenta que como Ryhor Baradulin o Danuta Bichel, sienten un gran amor por su tierra natal y se ven influidos por las generaciones que vivieron directamente la Gran Guerra Patria, pero tambien muestran en su poesía la importancia de la tradición y el folklore eslavo, el paisaje y sus gentes y, sobre todo, la necesidad de reivindicar la lengua bielorrusa, es quizás aquí donde reside el mayor atractivo de Yaníshchyts: la renovación y frescor de su obra, marcada por una gran riqueza imaginística en el uso de los recursos estilísticos, la variedad de discursos textuales, la maestría de la rima y el verso, los juegos de palabras, un exquisito vocabulario sobre la naturaleza, etc., sin olvidar tambien una vertiente de preocupaciones sociales e históricas: desde la denuncia de la deshumanización contemporánea hasta constatar el sufrimiento de las viudas y madres de posguerra, a la vez que tambien se apunta una línea más meditativa sobre el tiempo y la propia existencia, todo este abanico estetico hace que su poesía adquiera un enfoque verdaderamente actual y universal.