Ay, los hijos, esas criaturitas que eran tan tiernas y dulces de bebés y hasta te daban ganas de comértelos. Qué tiempos aquellos cuando pensaban que eras maravilloso, te miraban con verdadera admiracion y hasta te podian llegar a dar un beso o un abrazo de forma espontanea; ¡Que facil era todo!Pero de pronto, un dia, de la noche a la mañana, les salen pelos, les empiezan a crecer los miembros de maneras desproporcionadas, tienen granos, se les pone voz de tiroles, huelen, te contestan mal y te miran como si fueras un monstruo torturador cuyo unico objetivo es hacerles la vida imposible.Como casi todos los padres, pensamos que nuestros hijos adolescentes no tienen valores, que son unos vagos, que hablan mal y tienen gustos aberrantes por la musica y la ropa. ¡Que poco originales somos! El mismo Socrates, ya en epocas de antes de Cristo, decia"Los jovenes hoy en dia son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y les faltan al respeto a sus maestros". Su contemporaneo, Hipocrates tambien parecia estar de acuerdo:"Los jovenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza alguna para el porvenir". Y unos siglos mas tarde, Marco Tulio Ciceron afirmaba"Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros".No. Los adolescentes de hoy no son peores que los de antes. Nuestra generacion no era mejor que la de ellos. Nuestra musica y nuestra moda no era superior (y si no me crees, mira tus fotos de cuando tenias diecisiete años y veras que pintas tenias...) Aqui lo unico que ha cambiado es que ahora estamos en el otro lado, que tenemos poca paciencia para la edad del pavo, y que bueno, francamente, ¡es que hay veces que no hay quien los aguante!Si tienes hijos adolescentes, seguro que has vivido alguna de las situaciones que se describen en este libro y por lo menos te consolara saber que no eres el unico al que ignoran, contestan, desprecian o engañan. Claro, que saber eso no te ayuda a mejorar la situacion, pero te alegrara saber que todos estos problemas tienen una solucion. Se llama la edad. Al fin y al cabo, ¿no conseguiste tu sobrevivir tu propia adolescencia?
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