El desarrollo turístico español en los últimos veinticinco años puede calificarse ciertamente de espectacular. La inserción de su dinámica expansiva en el contexto del modelo económico español de los años sesenta le situa en una posicion privilegiada. Como ha sido subrayado reiteradamente, los responsables de la Administracion ante el surgimiento de una demanda turistica, fundamentalmente de origen europeo, adoptaron una posicion permisiva sobre las numerosas iniciativas de promocion turistica, improvisada en su totalidad por parte del sector privado, desde una perspectiva de generacion de beneficios a corto plazo.