El eje del libro concibe el cuerpo como una herramienta de acercamiento a todo texto literario y también como parte del mismo. La disertación gira alrededor de dos premisas: el cuerpo como modalidad de la literatura que introduce el tema de la corporalidad y el texto funcionando como cuerpo, ubicando a este como sustancia textual que influye en el lector. El autor nos regresa asi a la ecuacion basica de la comunicacion, emisor-receptor, texto y cuerpo, una relacion comunicativa; ambos como signos a interpretar y con la capacidad de cambiar de rol e influir en el otro.
Este libro esclarece de manera contundente las nociones equivocadas que se tienen sobre el tema de la magia en los distintos ámbitos de la cultura y particularmente, en la literatura. A lo largo de un selecto acervo de manifestaciones culturales procedentes de distintas tradicio-nes, Gabriel Weisz hace un recorrido puntilloso con el fin de encontrar similitudes entre el pensamiento magico de varios pueblos, analizando y comparando temas como el fetichismo, el papel del cuerpo dotado de significaciones magicas y la importancia de los lugares sagra-dos. Sustentado en un marco teorico-conceptual amplio y bien definido, Rituales literarios se revela como una herramienta eficaz para el estudioso que busca respuestas a las mas varia-das cuestiones sobre el uso de recursos magicos en la literatura universal.
En Rituales Literarios, Gabriel Weisz recopila y compara un gran acervo de conocimientos mágicos bajo el tamiz de temas como el fetichismo, el uso del cuerpo como instrumento mágico y la importancia de los lugares sagrados, y analiza su influencia en el ejercicio de la literatura a lo largo de la historia. La riqueza teorica y conceptual del texto hace de Rituales literarios una herramienta eficaz para el estudioso interesado en el uso de recursos magicos en la literatura.
FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ESPAÑA, S.L. 9789681683849
Hoy más que nunca atestiguamos graves antagonismos entre etnias o grupos religiosos o culturales que nos parecen “diferentes”. La corrección política con que se nombran no hace sino disimular el páni