La idea de publicar una novela escrita por una japonesa, sacerdotisa Shinto, y traducida del alemán al castellano, puede aparecer, a primera vista, extraña. Pero quien no lea Samurai se perderá una insolita historia de amor en el marco de un fascinante estudio sobre un periodo crucial en la historia social del Japon: el del paso del Japon agricola y ancestral al Japon moderno que hoy conocemos. Si, en el Gattopardo, Lampedusa podia afirmar cambiemoslo todo para que todo siga igual, en Samurai Matsubara no puede sino contarnos con acertada mezcla de lirismo e ironia como, cuando un viejo orden de cosas se debilita y muere, la lenta e implacable putrefaccion no puede por menos que contaminar todo lo que le rodea. Hayato, el rico samurai, adopta a Nagayuki, a quien educa segun las antiguas enseñanzas y mas tarde casa con su hija, Tomiko. Soplan nuevos vientos, y Hayato, cuyo honor prohibe hablar de dinero, pierde todos sus bienes. Anclado en el mundo irreal del pasado, envia pateticamente a Nagayuki a America a hacer fortuna, armado tan solo de su espada samurai y de costosos kimonos. La idea de publicar una novela escrita por una japonesa, sacerdotisa Shinto, y traducida del alemán al castellano, puede aparecer, a primera vista, extraña. Pero quien no lea Samurai se perderá una insolita historia de amor en el marco de un fascinante estudio sobre un periodo crucial en la historia social del Japon: el del paso del Japon agricola y ancestral al Japon moderno que hoy conocemos. Si, en el Gattopardo, Lampedusa podia afirmar cambiemoslo todo para que todo siga igual, en Samurai Matsubara no puede sino contarnos con acertada mezcla de lirismo e ironia como, cuando un viejo orden de cosas se debilita y muere, la lenta e implacable putrefaccion no puede por menos que contaminar todo lo que le rodea. Hayato, el rico samurai, adopta a Nagayuki, a quien educa segun las antiguas enseñanzas y mas tarde casa con su hija, Tomiko. Soplan nuevos vientos, y Hayato, cuyo honor prohibe hablar de dinero, pierde todos sus bienes. Anclado en el mundo irreal del pasado, envia pateticamente a Nagayuki a America a hacer fortuna, armado tan solo de su espada samurai y de costosos kimonos.
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