Por primera vez, una fotógrafa se ha embarcado con un matador y su cuadrilla, para retratarlos en su vida, sin adornos. Como un miembro más del equipo. Y contra las supersticiones. El matador es José Maria Manzanares, la fotografa Josephine Douet. De esta estrecha colaboracion entre dos grandes artistas ha nacido una historia maravillosa, inedita y llena de arte. Un viaje al centro de un mundo intenso, misterioso, y bello. .Josephine nos ha enseñado al Jose Maria Manzanares torero y viajero. Como John Ford, Hawks o Bud Boetticher, ha fundido a su protagonista con el paisaje, con las herramientas de su trabajo, con su soledad y con la soledad de los suyos ( la cuadrilla). La poesia de sus excelentes foto esta en las pequeñas cosas: en el hotel de carretera desangelado, en el mozo de espadas limpiando el vestido de torear con una ducha de mano, en la caja de montera esperando, majestuosa y solitaria en el bordillo de una calle cualquiera de una ciudad cualquiera, en la comunidad de toreros cenando apresuradamente en un restaurante anonimo Josephine ha fotografiado la trastienda, la ruta, la caravana de hombres que dia a dia, noche a noche va tejiendo su destino. Sin aspavientos, con naturalidad. Con la naturalidad y el realismo de los grandes. Caras preocupadas, caras serias, caras cansadas .Los rostros de la fiesta. Herramientas artesanas: muletas, esportones, fundas, cajas de montera. Las herramientas de la fiesta. Hoteles, carreteras, coches, restaurantes, patios de cuadrillas. Los lugares de la fiesta. Y muchos de estos rostros, muchas de estas herramientas, muchos de estos lugares, los ha fotografiado Josephine en blanco y negro. Gran acierto. El blanco y negro es una traduccion de la realidad y una huida de la realidad (F. Trueba). Como el toreo. Es muy emocionante viajar con Manzanares y Josephine por esta coleccion de estampas sutiles, de imagenes bellisimas que reflejan tan bien la geografia secreta de ese viaje al verano de sangre, sudor, lagrimas y gloria que año tras año espera a los
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