"Factotum presenta la nueva edición de la novela que se convirtió en un clásico ineludible para abordar el eterno tema del maltrato infantil y para comprender una sensibilidad muy precisa: la que se vivía en un suburbio de Buenos Aires entre las décadas de los 80 y los 90. Le grita a la tele, nos pega a nosotros y después se reconcilia con Dios, a solas. Así ve Maxi, el cuarto de cinco hermanos, la figura de su padre. Peronista, aunque trabaja con los radicales, televidente compulsivo, alcohólico, algunas veces periodista, hincha de River o de Boca, según la conveniencia, golpeador y, sobre todo, una incógnita."
El jóven Matías es una suerte de mentiroso serial: le miente a Carolina, la chica que le gusta, con intención de impresionarla; le miente a su propia madre, a la que no le sobra la plata, para conseguir que le pague el viaje a Mar del Plata en el que pretende confesar todo lo que no es. Le miente a su incondicional (e impresentable) amigo Peine sobre los verdaderos motivos del viaje. Pero sobre todo, se miente a si mismo.Es que la adolescencia puede ser tan confusa como las historias que se inventan para poder enfrentar o evadir los problemas. La contundente prosa de Luis Mey discurre como un viaje de ritmos vertiginosos y personajes inolvidables, que hace revivir los dramas y comedias de ese tumultuoso tiempo de la vida con su habitual despliegue de humor, ironia y desparpajo.
Puede ser que en la letra del tango Volver se halle oculta la clave para resolver uno de los casos más impactantes de la historia nacional argentina: la supuesta muerte de Carlos Gardel. Con esa pista como premisa, Luis Mey se ve envuelto en una impactante historia que desentierra, literalmente, los secretos mejor guardados de la vida y la muerte del icono del tango. Un derrotero circular en primerisima primera persona repleto de vertigo, humor y espanto que empieza y termina en un cementerio. En el que el escritor protagonista demuestra sus dotes de detective para quitarle el polvo y las cenizas a oscuras conspiraciones y macabros relatos de cuerpos reanimados.Los heroes nacionales parecen venir a salvarnos de la perdicion, pero en algunas ocasiones son ellos a los que hay que salvar, darles cariño y refugio aunque esten podridos y tecnicamente muertos.Las novelas de Luis Mey siempre me han parecido, ademas de originales, profundamente politicas. A pesar de lo que puedan opinar muchos de sus lectores o incluso el mismo. Politicas en el buen sentido de la palabra. En el unico. Y Cada dia canta mejor no es la excepcion. Uno devora la historia de una geografia que cambia sus nombres, pero no sus mañas. Personajes que son y no son. Gardel. Yo. Zombis. Un pais de amores eternos y de muertes que no terminan con ninguna vida. Somos nada. Una nada repleta de ganas. Y de literatura. Una nada que amamos hasta los huesos.Federico Jeanmaire
Adorable y aborrecible, el protagonista, conoce el éxito a la manera de Andy Warhol: en una ráfaga. Mientras tanto, consigue algo de dinero, obtiene mujeres, su perro sigue vivo. Tanta suerte tiene que ser puesta a prueba: hay que averiguar hasta dónde se puede ser afortunado, pero sabiendo, como sabe Maxi, que nada tiene demasiado sentido. Esta primera novela de Luis Mey está ambientada a comienzos del siglo XXI. Explaya los vacíos de la época. Los pone de manifiesto sin tabúes y los presenta como advertencia.
Maxi está finalizando la infancia y entrando en la adolescencia. Va a la escuela, a catequesis y, también, a los boy scouts. Los días de semana cruza a la plaza para enfrentarse con sus enemigos de toda la vida en partidos de fútbol que sabe de antemano perdidos. Sobreviviente de una familia disfuncional y violenta que apenas araña el estatus de clase media en un suburbio empobrecido de la década de los noventa, el protagonista de esta novela se refugia en el juego de ajedrez mientras crece y construye su propia visión del mundo. La amistad, los valores, la educación son algunos de los ejes que atraviesan la historia y que irán transformando su mirada sobre su entorno.
Un mundo exterior que Arnaldo comprende cómo puede. Vive en un barrio pobre y le tocó nacer en el seno de una familia a la que los asistentes sociales –utilizandolos eufemismos acolchonados de la pie