Tras Dignitas. Una apología del humanismo clásico, José Luis Trullo prosigue con su reflexión acerca de la tradición occidental abordando el concepto de "vocación personal" al hilo de sus lecturas de autores como Jenofonte, Ciceron, Epicteto, Seneca, Marco Aurelio, San Agustin, Petrarca o Juan Luis Vives, todos ellos autores que prosiguen la mision socratica de "saber para vivir".Trullo enfatiza la disyuntiva que se plantea en torno a la figura de Socrates: mientras Platon la interpreta en clave metafisica y especulativa (de donde bebe la filosofia academica), Jenofonte lo hace en un plano eminentemente etico y civico, como un instrumento para mejorarnos personal y socialmente (de donde lo hace el humanismo). El autor pone en valor l ...
El sexo ha sido uno de los temas más delicados para expresarse públicamente y para ejercer la libertad artística. Percibido como un tabú, desde el siglo XVII los Gobiernos aprobaron severas normas para atajar cualquier expresion de sesgo erotico o pornografico, dando lugar a una prolija legislacion antiobscenidad. A estas medidas se añadieron las adoptadas por movimientos civicos ?a menudo muy organizados? partidarios de censurar esos mismos contenidos, y que incluyeron boicots, quemas publicas y listas negras. Este libro aborda como esas medidas institucionales y sociales destinadas a cercenar las expresiones con contenido sexual afectaron por igual a las artes, a los medios de comunicacion y a los instrumentos de ocio. A traves de un recorrido que abarca mas de cuatro siglos, se examina lo acontecido en la literatura (tanto popular como culta), las tiras comicas, las historietas, el teatro, la musica, la pintura, la escultura, la fotografia, el cine, la radio, la television, el video, los videojuegos e internet. Porque, aunque ninguno de ellos prescindio de incluir contenidos eroticos y pornograficos, todos sufrieron, con mayor o menor intensidad, las consecuencias de hacerlo.
¿Es la tecnología una amenaza para la humanidad o el corazón mismo de lo humano? ¿Por qué seguimos viendo lo «natural» como bueno y lo «artificial» como sospechoso?En este ensayo audaz y original, Ma