El nadador, en realidad, es un luchador. Quien nada, lucha por ser un cuerpo que se mantiene a flote en el mar, en el océano, sobre algo que hunde, sobre una sustancia cuya misión es igualar lo que en ella está a su misma sustancia. El nadador busca diferenciarse del agua, a la contra del movimiento de las aguas, de sus corrientes, sobre ellas, a ratos hundido, a ratos poderoso siendo uno, diferenciado, en el conjunto.
Nadadores de altura, del enorme poeta Antonio Tello, reflexiona sobre el individuo inmerso en la sociedad y en el lenguaje, que son mar y océano, donde cada persona lucha, nada, por su identidad. No lean este poemario, bucéenlo, encuéntrense solos en mitad del lenguaje, en el centro de la sociedad, siéntase uno. Siéntase. Naden. Sean. Sean ustedes mismos.
Descubran la altura de verse uno, uno mismo, entre la multitud.