Fernando Ramos nació desnudo en Málaga. Cuentan que se escapaba del colegio para jugar a baloncesto, que se escapaba del instituto para quedar con chicas y que se escapaba de la facultad para trabajar en la radio. De ahí surge una de sus grandes aficiones…Escaparse. Lleva más de 20 años compaginando radio y televisión. En este tiempo ha trabajado con profesionales de la talla de José María García, Carlos Herrera, Ximo Rovira, Javier Sardá y otros que prefieren no aparecer en esta lista para que nadie se tome la justicia por su mano…En radio ha hecho casi de todo, lo que no significa que haya hecho algo bien. En televisión empezó como guionista y un buen día alguien lo puso delante de la cámara (se conoce que detrás no había sitio). A día de hoy la policía sigue buscando al culpable. En la actualidad colabora, desde hace cinco temporadas, en el programa En días como hoy de Radio Nacional de España junto a Juan Ramón Lucas, lo que evidencia una infinita paciencia por parte de Lucas. «Verdadero o Falso» es una de las secciones más comentadas del programa, debe ser porque es una en las que menos participa el propio autor. Este es su primer libro, basado precisamente en esta sección, y afortunadamente todo apunta a que sea el último.
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Fernando Ramos, antes periodista en activo y desde hace años profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Vigo, presentó "La comunicación bajo control", en que traza una reflexión general sobre el uso de la libertad de expresion en nuestro pais. Uno de los capitulos se centra en desmenuzar el sistema de super proteccion de que goza la familia real, y tambien dedica paginas a los fenomenos de la telebasura y otros conexos.
El término publicidad contaminada no responde a ninguna categoría jurídica. Simplemente es una realidad apreciable en el ecosistema informativo. Son publicidad contaminada, obviamente, todas las formas de publicidad desleal, engañosa e ilícita; la publicidad comparativa que denigra a la competencia, la subliminal, y una nueva forma de publicidad latente que se le aproxima. Y contaminada, sobre todo, el exceso. También es publicidad contaminada es forma, alarmantemente frecuente, de introducir mensajes publicitarios en el discurso informativo o en los espacios de entretenimiento sin solución de continuidad; es decir, sin separar una cosa de la otra. Frente a las reclamaciones de los consumidores o el remedio judicial ante los abusos, el sector se ha curado en salud mediante la autorregulación. Esta nueva filosofía alcanza ya a una gran parte de la actividad en este ámbito, que mueve anualmente del orden de los dos billones de pesetas de los de antes. Anunciantes, agencias, y medios se ha dotado de un instrumento de autorregulación, a fin de fijar unas reglas de juego limpio y delimitar, con la ayuda de autorizados juristas, el ámbito de lo éticamente correcto. La publicidad engañosa y las más variadas formas deliberadas de fraude aparecen por doquier con la firme voluntad de causar quebranto económico a los consumidores, a costa de burlar su buena fe. Cada día, muchos ciudadanos se dejan engañar por la habilidad y la falta de escrúpulos de quienes contaminan un importante ámbito de la vida económica del país.