El 19 de febrero de 1992, Iñaki Rekarte empezó a caminar deprisa en dirección contraria al coche bomba que había aparcado minutos antes en el barrio de La Albericia de Santander. Segundos más tarde vio pasar a su objetivo, una furgoneta de la policia, busco en el bolsillo el mando a distancia, levanto el brazo y apreto el boton con todas sus fuerzas. La explosion absorbio durante unos instantes todo el oxigeno de la calle; luego lo solto de golpe. Tres personas murieron: un matrimonio de unos cuarenta años y un hombre de menos de treinta. Una veintena de transeuntes, entre ellos dos policias, resultaron heridos. Fue el primer atentado, y el ultimo, del recien formado comando Santander de ETA. Pocas semanas despues, Iñaki Rekarte fue detenido y encarcelado, y, en 1998, juzgado y condenado a 203 años de carcel.Lo que vino a continuacion fueron dos decadas de prision, odio, aislamiento, consignas y, mas tarde, poco a poco, de crecimiento y evolucion personal. De la sed de aventuras de los diecinueve años, los que tenia en la epoca en la que entro a formar parte de ETA, paso a la radicalizacion ideologica en la carcel, donde la fidelidad acritica al grupo lo era todo, y de ahi al desencanto, la desvinculacion y la salida, previo paso por el centro penitenciario de Nanclares.Pero esta es tambien, y pese a todo, una historia de amor. La de Iñaki Rekarte con Monica, una trabajadora social de la prision gaditana de maxima seguridad Puerto I, donde estuvo recluido trece años, a traves de la cual descubrio un mundo y una sociedad, desconocidos para el, que hasta entonces solo identificaba como el enemigo.
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