El maestro Raimundico. Juan Valera Fragmento de la obraIEn varios tratados de Economía política he visto yo una cuenta, de la que resulta que la industria de los zapateros en Francia ha producido desde el descubrimiento de America hasta hoy seis o siete veces mas riqueza que todo el oro y la plata que han venido a Europa desde aquel nuevo e inmenso continente. Esto me anima, sin recelo de pasar por inventor de inverosimiles tramoyas, a hablar aqui del maestro Raimundico.Haciendo zapatos empezo a ser rico; acrecento luego su riqueza dando dinero a premio, aunque por ser hombre concienzudo, temeroso de Dios y muy caritativo, nunca llevo mas de 10 por 100 al año; despues fundo y abrio una tienda o bazar, donde se vendia cuanto hay que vender: azucar, cafe, judias, bacalao, barajas, devocionarios, libros para los niños de la escuela y toda clase de tejidos y de adornos para la vestimenta de hombres y mujeres. El maestro se fue quedando tambien con no pocas fincas de sus deudores, y llego a ser propietario de viñas, olivares, huertas y cortijos.Ya no esgrimia la lezna, ni se ponia el tirapie, ni se ensuciaba los dedos con cerote; pero fiel a su origen, conservaba la zapateria, donde trabajaban expertos oficiales, discipulos suyos. El magnifico bazar estaba contiguo. Y junto a la zapateria y al bazar podia contemplarse la revocada y hermosa fachada de su casa, situada en la calle mas ancha y central del pueblo. A espaldas de esta casa y en no interrumpida sucesion, habia patios, corrales, caballerizas, tinados, bodegas, graneros, lagar, molino de aceite, y en suma, todo cuanto puede poseer y posee un acaudalado labrador y propietario de Andalucia. La puerta falsa, que daba ingreso a estas dependencias agricolas, pudiera decirse que estaba extramuros del pueblo, si el pueblo tuviera muros, mientras que la puerta principal, segun queda dicho, estaba en el centro.
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