Marsilio es un escritor de la primera mitad del siglo XIV, natural de Padua, «antenóride», hombre de París, de cuya Universidad llegó a ser rector. Al parecer clérigo de tonsura, toma políticamente partido por los gibelinos y, con ellos, por Luis de Baviera, frente al partido francés, favorable al Papa. En la defensa de aquél contra éste se ve envuelto en las vicisitudes de la contienda; acompaña a Luis en sus éxitos y en sus derrotas; pasa sus últimos años a la sombra del emperador en Múnich, donde muere por el año 1342. Además del Defensor Pacis, su obra principal, redacta, en su misma línea, un Defensor Minor y De translatione Imperii. Su doctrina eclesiástica se atrajo los mayores reproches y censuras de parte de los Papas.
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2ª ed. Las circunstancias históricas en que se escribe el "Defensor Pacis" se señalan como tiempo de transición y de crisis: estaba en su final el Medievo abierto gradualmente a los nuevos signos de la Edad Moderna. En crisis la unidad religiosa y política de la cristiandad medieval; en crisis la unidad de la cultura dominada por el saber profano, matemática, medicina, filosofía, y por la teología, que marchan ahora cada una a su respectiva autonomía. El "Defensor Pacis" es ante todo, por su intención inmediata, una requisitoria a Luis de Baviera, elegido emperador, para que se oponga a las pretensiones de los Papas en el terreno político, que Marsilio cree desbordadas y contrarias al espíritu y la letra del evangelio, y que presentan una iglesia poderosa y rica cuando su fundador la quiso pobre y humilde, sumisa a los poderes civiles en lo exterior. Con esta ocasión Marsilio desarrolla una doble teoría, de la sociedad civil y de la eclesiástica, que, en muchos aspectos, suscitará hoy, junto con el interés histórico, motivo de reflexión. Sin dejar de ser medieval, Marsilio permite ya vislumbrar el Renacimiento en sus aspectos más vitales, pegados a la tierra, el político y el político-eclesiástico
Por primera vez aparecen en castellano los dos tratados políticos de Marsilio que complementan El defensor de la paz y que responden al mismo objetivo: destruir los fundamentos de la doctrina pontificia del poder temporal del Papado. El defensor menor analiza el poder de las llaves (de atar o desatar los pecados) y sostiene que la jurisdiccion para excomulgar y para regular el matrimonio (y el divorcio) compete al Emperador como gobernante, no al Papa o al clero. La transferencia del Imperio, de caracter historico, justifica, con razones y hechos politicos, la transmision del poder imperial desde el pueblo Romano a los principes electores alemanes, y refuta asi la tradicional justificacion teologica de la supremacia del Papa sobre el Emperador. Marsilio de Padua, compañero de exilio de Ockham en la Corte imperial, rechaza cualquier dualismo y defiende la autonomia del hecho politico, la legitimacion racional del Estado y la subordinacion del poder eclesiastico al poder civil, con rasgos que anticipan las teorias de Maquiavelo o de Hobbes.
El Defensor Pacis es ante todo, por su intención inmediata, una requisitoria a Luis de Baviera, elegido emperador, para que se oponga a las pretensiones de los Papas en el terreno político, que Marsilio cree desbordadas y contrarias al espiritu y la letra del evangelio, y que presentan una iglesia poderosa y rica cuando su fundador la quiso pobre y humilde, sumisa a los poderes civiles en lo exterior. Con esta ocasion Marsilio desarrolla una doble teoria, de la sociedad civil y de la eclesiastica, que, en muchos aspectos, suscitara hoy, junto con el interes historico, motivo de reflexion.