Atravesada por el cruce entre la psiquiatría y el psicoanálisis, a Norah Tamaryn ya no le sirve en su quehacer actual la relación unívoca entre significante y significado que establece el saber psiquiatrico. Por eso, en este libro nos propone no reducir la practica clinica a un diagnostico previamente convenido sino, por el contrario, interrogar a la clinica para indagar en la complejidad del ser humano. Pero el sujeto sin ser escuchado no es. Nadie puede reemplazar su palabra, da igual que sea un neurotico o un psicotico, la palabra reclama su lugar en la escucha de otro para no ser cosa, para contarse, para representarse, para no decir lo que ya sabe.